Una de las leyendas más bonitas de la noche de san Juan, y en la que está involucrado el demonio, es la que nos cuenta que un año, en aquella misma noche, el demonio pasaba corriendo por la comarca de la Cerdanya, mirando los tesoros y las almas que le pertenecían y que tenía esparcidas por todo el mundo. Mientras corría perdió el sombrero que llevaba, y que le servía para recordar dónde tenía los tesoros y las almas. Por mucho que lo buscó no le encontró, y por eso se dice que si alguien lo encuentra y se le pone descubrirá todos los lugares donde el demonio había escondido sus tesoros. Al mismo tiempo, hay que decir que mientras no encuentre el sombrero, el demonio no podrá llevarse ninguna alma más hacia el infierno, ya que, sin el sombrero, no puede reconocer cuáles son las que le pertenecen.
Será cuestión de buscar el sombrero, pero sin devolvérselo.