Se dice que de esta ciudad era hijo Pilato, y que a esta circunstancia se debe su ruina.
Cuando después de la crucifixión el cónsul romano tuvo que huir de Jerusalén, fue vagando a pie hasta llegar al pueblo que lo vio nacer. Al verlo hundido se precipitó al estanque, donde todavía hoy sigue vivo buscando su casa en vano. Y ahora debe dar vueltas y vagar mientras el mundo sea mundo. Al mediodía, y en días de mucha calma, en la atmósfera cerca del estanque se oye el ruido de su caminar y a él preguntando si todavía hay mundo. El Jueves Santo se verá representada en el fondo de las aguas la escena de la crucifixión con las tres cruces del Calvario.
El estanque está maldito, por eso si se bebe de su agua tendréis un terrible dolor. Según unos, no se crían peces, según otros sí, pero cuando se pescan y se ponen en la sartén para freírlos toman vida y huyen.
(Contada por Jan de las Vaques 1922)
(Amades, 1586 Rondallística «Folklore de Catalunya»).