Descripción
Esta pequeña iglesia, recientemente restaurada, aparece mencionada en el año 1035 en el testamento del conde de Cerdanya, Guifré II que le dejó la iglesia a su esposa, quien, asimismo, la dejó al monasterio de Santa Maria de Serrateix.
Sin embargo, este templo, como muchos de la zona, sufrió el ataque de los hombres de Arnau de Castellbó, seguidores de la herejía cátara, a finales del siglo XII.
Es una pequeña iglesia de una sola nave con bóveda de cañón ligeramente apuntada, copa a levante por un ábside semicircular y la puerta de arco de medio punto a mediodía. En la pared de poniente y en la del ábside se pueden observar hileras de opus spicatum. El campanario de espadaña sencilla está curiosamente descentrado.
Este sencillo edificio proporcionó una joya de la pintura de finales del siglo XIII en Catalunya: el frontal de altar de Sant Miquel y su artista anónimo, bautizado como “el maestro de Soriguerola”.
Este logrado frontal de altar está pintado sobre madera y es excepcionalmente largo. Las excavaciones arqueológicas de 1999 localizaron el emplazamiento de un baldaquino en el altar que coincide con las dimensiones de esta pieza: por lo que cabe la posibilidad de que fuera un baldaquino románico.
En 1936 desapareció una talla de la Virgen de principios del siglo XIII.